Hablar con soberbia y desprecio, desconfiando de las palabras algunos de mas arriba, de si es verdad o mentira lo que se dice fuera de nuestras tierras de estas y de los que en ellas habitamos, así como de criticar aquello que no sentimos cercano y hablar sin conocer lo desconocido, seria simplemente compararnos con esos “pocos” que se atreven a hacer una crítica de Andalucía y de los andaluces, sin ni siquiera haber puesto sus distinguidos pies nuestro territorio.
Desde hace casi un siglo, La Costa Del Sol se inunda cada verano de europeos en busca de un lugar turístico incomparable con otros del País. Pero por casualidad ese verano ideal se pasa Andalucía, gracias a su gente, a sus playas, a sus parajes naturales, a su cercanía al forastero y otros muchos valores que alargarían este artículo demasiado.
Algo interesante a analizar es eso de: “Andalucía igual a incultura”, eso que se escucha o mejor dicho se oye por haya por el norte, por donde la mayoría ahorra durante el año, para gastar su tiempo y dinero rodeados de andaluces.
¿Por qué?
Yo personalmente me atrevería a decir que necesitan sentir lo que nosotros el resto del año, pero en realidad desconozco el motivo.
Como andaluza lo único que puedo decir que la falta de cultura se puede observar en aquellas bocas que hablan de aquello que no se han dado el gusto de conocer.
Cultura o incultura, no se que cada uno juzgue por lo que vea.
Por suerte yo andaluza he viajado y estudiado y me considero con un conocimiento de vuestras tierras (las del norte) suficiente como para contar una anécdota que cambio mi visión de aquellos los hablantes de lo desconocido, que me hizo consolidar eso que con tanta seguridad repito en durante este artículo: HABLANTES DE LO DESCONOCIDO.
Bueno pasando a lo que quería contar y en mi camino me encontrado a muchos sureños conociendo y acogiendo ideas, pensamientos, conocimientos de quien ha sido capaz de aportárselo, necesarios para su formación personal y también a muchos del norte, esos que siempre tienen la garcía del andaluz en la punta de la lengua y entre tantos comentarios necios, puedo recordar uno, exactamente uno que me hizo domo ya he dicho pesar y mucho.
Ella madrileña, antigua estudiante del prestigioso colegio de la Salle, licenciada en periodismo y estudiante de magisterio en la Universidad privada de Madrid y no se que más por que en el tiempo que la conocí no alardeo de mucho más.
Canadá verano del 2009. Se propone una quedada para cuando volvamos a casa.
Con tantos lugares españoles que podíamos visitar. Madrid, Barcelona, País Vasco…. Fue elegida para la quedada: Andalucía y concretamente Sevilla.
Llego el día y bueno después de una mañana de aeropuerto, transporte de equipajes, y reencuentros, decidimos llevarlos a algunos garitos a tomar algo por la tarde, llevamos casi la tarde paseándonos por distintos Pub de la ciudad, cuando EL COMENTARIO: “¿Joder esto es Sevilla? ¿Y qué , que aquí no se baila Sevillana o que?¿ y las chavalas con la flor en el pelo?
Entonces hubo un silencio, fruto de la ignorancia de algunos por una parte y de la incredibilidad de lo que escuchábamos por los demás. Como respuesta sonreí un poco irónicamente, quite importancia al comentario y pensé durante meses y semanas, en definitiva aún sigo pensando.
Madre mía no podía creer que hablasen con tal grado de ignorancia.
Desde hace casi un siglo, La Costa Del Sol se inunda cada verano de europeos en busca de un lugar turístico incomparable con otros del País. Pero por casualidad ese verano ideal se pasa Andalucía, gracias a su gente, a sus playas, a sus parajes naturales, a su cercanía al forastero y otros muchos valores que alargarían este artículo demasiado.
Algo interesante a analizar es eso de: “Andalucía igual a incultura”, eso que se escucha o mejor dicho se oye por haya por el norte, por donde la mayoría ahorra durante el año, para gastar su tiempo y dinero rodeados de andaluces.
¿Por qué?
Yo personalmente me atrevería a decir que necesitan sentir lo que nosotros el resto del año, pero en realidad desconozco el motivo.
Como andaluza lo único que puedo decir que la falta de cultura se puede observar en aquellas bocas que hablan de aquello que no se han dado el gusto de conocer.
Cultura o incultura, no se que cada uno juzgue por lo que vea.
Por suerte yo andaluza he viajado y estudiado y me considero con un conocimiento de vuestras tierras (las del norte) suficiente como para contar una anécdota que cambio mi visión de aquellos los hablantes de lo desconocido, que me hizo consolidar eso que con tanta seguridad repito en durante este artículo: HABLANTES DE LO DESCONOCIDO.
Bueno pasando a lo que quería contar y en mi camino me encontrado a muchos sureños conociendo y acogiendo ideas, pensamientos, conocimientos de quien ha sido capaz de aportárselo, necesarios para su formación personal y también a muchos del norte, esos que siempre tienen la garcía del andaluz en la punta de la lengua y entre tantos comentarios necios, puedo recordar uno, exactamente uno que me hizo domo ya he dicho pesar y mucho.
Ella madrileña, antigua estudiante del prestigioso colegio de la Salle, licenciada en periodismo y estudiante de magisterio en la Universidad privada de Madrid y no se que más por que en el tiempo que la conocí no alardeo de mucho más.
Canadá verano del 2009. Se propone una quedada para cuando volvamos a casa.
Con tantos lugares españoles que podíamos visitar. Madrid, Barcelona, País Vasco…. Fue elegida para la quedada: Andalucía y concretamente Sevilla.
Llego el día y bueno después de una mañana de aeropuerto, transporte de equipajes, y reencuentros, decidimos llevarlos a algunos garitos a tomar algo por la tarde, llevamos casi la tarde paseándonos por distintos Pub de la ciudad, cuando EL COMENTARIO: “¿Joder esto es Sevilla? ¿Y qué , que aquí no se baila Sevillana o que?¿ y las chavalas con la flor en el pelo?
Entonces hubo un silencio, fruto de la ignorancia de algunos por una parte y de la incredibilidad de lo que escuchábamos por los demás. Como respuesta sonreí un poco irónicamente, quite importancia al comentario y pensé durante meses y semanas, en definitiva aún sigo pensando.
Madre mía no podía creer que hablasen con tal grado de ignorancia.
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